
Canción

Hoy volví a escuchar esa canción, esa que me recuerda tanto a ti. Más bien, esa que como muchas otras me hacen recordar aquello que pudiste haber sido.
Y no hablo de aquellas que me recuerdan a alguna parte de tu cuerpo o algo que hayamos vivido juntos; mucho menos que te gustaran, ya que me has probado que son diametralmente contrarias a los gustos y la vida que has elegido.
No, me refiero a esas canciones en múltiples idiomas, en ritmos y géneros que quizás jamás has escuchado, esas que si lo permites abren tu mente así como el corazón y el alma. Aquellas que representan de alguna manera, esa curiosidad, esas hermosas dudas y preguntas que hacían brillar tus ojos y esbozar una sonrisa en aquel tiempo en que nos conocimos.
Ahora, al escuchar esas maravillosas melodías, que en algunos casos son completamente nuevas también para mí, con tristeza te recuerdo.
Con la mirada fija en una libreta y por momentos con dolor adormecido, puedo ver claramente la última imagen que tengo de ti. Moviéndote ligeramente de un lado hacia el otro escuchando ese reggaetón que se escucha a todo volumen, mientras él te toma por la cintura y tú das algunos sorbos a ese gigantesco vaso de cerveza escarchada, esperando que te tomen esa foto donde salgas besándote con él.
Sí, una escena normal, nada excepcional, algo que todos hacen diariamente millones de veces en este mundo, y eso, justamente eso, es lo que rompe mi alma. Ver como una mujer extraordinaria de posibilidades increíbles ha preferido ser ese cliché infinitamente repetido que fácilmente se confunde en la calle y que el tiempo borrará rápidamente.
Gabriel Soberanis
Bitácoras de Olvido