Detrás del Espejo

Me cuestionas porque la amo tanto, eso es aún más difícil de explicar. Me hablas de que no vale la pena, que prefiere ser veleta y entregarse a cualquier viento, y que nunca será libre de verdad. Lo comprendo tristemente, pero si tú vieras en su alma, esa que esconde a los demás; esa llena de pasión, de preguntas incansables, de fuerza e indignación ante la injusticia, tal vez lo entenderías.
Me observas con recelo y contrariado, tú quisieras que estuviera entregado a la desesperanza y la tristeza, más “cercano” a los demás, ¿sabes qué? Yo también lo desearía. El quedarme arrumbado en una cama, pidiendo alguna clase de “justicia” a un ente superior.
Recordando su hermosa y negra cabellera o su seductora boca, maldiciendo su nombre, desde ese día en que con su furiosa mirada me conquistó… Continuará
Gabriel Soberanis