Sin Respuesta

febrero 8, 2019 0 Por Gabriel Soberanis

Fue en tu silencio, en tu tímida sonrisa, y en tu mirada llena de curiosidad que encontré lo que aún no sabía que estaba buscando. No hay culpables y lo siento; no te enojes o enfurezcas, yo tampoco lo sabía. Son las cosas que ocurren cuando un necio indolente se atreve a amar a quien busca un futuro diferente.

Ahora todo lo que existe de tu parte es un NO; negativa absoluta a un saludo, a un recuerdo, o cualquier sentimiento que llegamos a tener. Son las cosas que llamamos fortuitas, tal vez para ti son maldición.

Solo sé que al recordarte aún provocas en mí una sonrisa, que recuerdo gratamente los minúsculos momentos donde una risa y las preguntas parecían que nos unirían para siempre. No fue así, al contrario provocaron el dolor y el rechazo, aunque aún no sé por qué.

El mirarte para mí es observar una luz entre tinieblas, y la que busca conquistar lo que le han dicho es prohibido para ella. Eres alegría a pesar de tu enojo hacia mí; eres esperanza de verte esplendorosa mientras con rencor me alejas de tu vida.

Lo repito a pesar de que al hacerlo pareciera ofenderte mucho más; no conozco la respuesta a este amor que repudias. No sé porque al mirarte solo quiero que tú seas feliz, mientras maldices el día en que me conociste.

Soy absurdo y no conozco la respuesta; de porque mientras más me odias y desprecias, yo te amo como te aseguro jamás nadie lo hará.

Gabriel Soberanis