Tiempo Asesino

noviembre 6, 2017 0 Por Gabriel Soberanis

greenwich-the-kensington-gold-mechanical-double-hunter-pocket-watch-p3541-19757_image
Una taza de café, muy caliente, muy cargado.
Poco a poco, sorbo a sorbo; ciertamente no tengo prisa, o más bien, no me importa.
10 minutos más tarde, 10 minutos antes; todo pasará, como siempre. Perderé el trasporte, tal vez llegue a tiempo.
Pusimos todo nuestro esfuerzo en esa prisa insana; el tiempo nos mandaba hacer las cosas lo más rápido posible, a veces ni un beso de despedida.
Aún quisiera que fuera como aquella primera vez; como si el tiempo no existiera. Nos miramos tanto tiempo mientras tomábamos ese café humeante en pequeños tragos. Más que una plática, la continuación de un interrogatorio; lo más natural para los que se acaban de conocerse, pero igualmente mágico y reconfortante.
El tiempo volvió lo extraordinario en cotidiano; lo novedoso en irrelevante, y la calma, en prisa aterradora. ¿Por qué fue? ¿Dinero? ¿Trascendencia? ¿Popularidad? ¿”Madurez”? ¿Obligación? No lo sé, pero igualmente no importa… Dejo de importar ya hace tiempo.
Extraño ese café, ese tiempo. Me pregunto si valdría la pena haber continuado; con histerias, sin “tiempo” para seguir intentando; tiempo para disfrutar, para “arriesgar”, y no solamente para citas forzadas.
No, no puedo; es tiempo de soledad, aunque eso empezó hace mucho. Prefiero dejarlo así, en la memoria.
Ojalá lo que has cambiado por ese tiempo valga la pena, porque no volverá.
Yo, solo me he quedado con esto… Una taza de café por las mañanas y un poco de tiempo para disfrutarla con tu recuerdo.