Dándole "Like" a La Vida
Después de un par de semanas, la noticia sobre el choque en Reforma, se encuentra más que comentada y analizada y, aunque aún seguirá dando de que hablar un poco más de tiempo, ya está pasando a ser parte de los eventos «comunes» de la CDMX.
La verdad es que el propósito de este post no es comentar este hecho como lo han hecho cientos o miles de personas; la verdadera intención es la de cuestionar algo que casi nadie ha relacionado entre este evento y algunos otros que, al estar ocurriendo con tanta frecuencia pasan a ser algo muy común en nuestros días (lo que es de preocupar por la naturaleza de los mismos).
Tal vez ya nadie recuerde a la pareja de «niños» de 14 años que hace ya varios meses decidieron suicidarse desde el mirador del centro comercial «La Cúspide», ya que es algo común en nuestros días que este tipo de jóvenes «desorientados» tomen este tipo de acciones.
O los incontables, crecientes y ya ignorados casos de jóvenes victimas de cyber bullying»(o bullying tradicional) que ven en el suicidio la mejor opción ante un mundo «amenazante».
No voy a meterme en los terrenos de los «grandes» sociólogos o psicólogos de nuestra era; que si bien saben demasiado de la mente humana, a veces parecen no tener nada de sentido común o de como en realidad este mundo funciona (y antes de que comiencen a descalificar, vean como les ha resultado su conocimiento en sus hijos, los que aún los tengan).
El mayor absurdo que la mayoría de los adultos cometen (ya sean los anteriormente llamados expertos o cualquier persona que cumpla con los criterios para ser llamado «adulto»), es el pensar que su «experiencia» es suficiente para analizar, juzgar y modificar el comportamiento de estos niños o jóvenes; el creer que no es necesario «ensuciarse las manos» o adentrarse en el ocasiones desagradable mundo de las generaciones «Y» y «Z» o «millennials» y «centennials», y que todo puede resolverse desde la más pura lógica y pragmatismo de su mundo conocido, es tan estúpido como pensar que todas las cerraduras se pueden abrir con una sola llave.
Si bien diseccionar el problema completo requerirá múltiples posts y demasiado tiempo; el punto al que referiré en esta ocasión, lo he escogido porque en mi interacción dentro del mundo de estas generaciones en los últimos años, ha aumentado de manera dramática.

¡TENER! Dinero, fama, fortuna, poder (en cualquiera de sus manifestaciones), etc. Es el pilar fundamental sobre el cual gira la humanidad actual, y la herencia de las generaciones pasadas que hoy instruyen a los jóvenes y aún más terrible a los niños que. el no «tener» es lo peor que puede sucederles y que una vida sin estas cosas deja de tener importancia.
Ahora, antes de que renieguen de esta declaratoria, es necesario dejar de lado las hipocresías y los argumentos justificatorios sobre la enseñanza de los «valores por encima de todo». Cada vez que reniegan de su trabajo y sus bajos salarios; cada vez que con añoranza hablan de las grandes ganancias, poder o injusticias impunes de superiores, políticos, empresarios y maleantes; o cada vez que justifican la falta de atención o cariño hacia parejas, hijos o familiares en nombre de una mejor posición económica, solamente refuerzan el mensaje de que lo único importante en la existencia es «tener», por encima de los valores más básicos y fundamentales, y que pasan a ser parte de un doble discurso auto indulgente; en el cual todos a su alrededor deben aspirar a la «sencillez» y la «virtud», mientras ustedes buscan e intentan obtener todo lo que ambicionan no importando lo que tengan que hacer para conseguirlo.

Lamentablemente, les tengo que romper sus absurdas creencias; ya sean personas «comunes», o grandes conocedores de la mente humana, el «verdadero» mensaje de su conducta aplasta sin misericordia a los mensajes canónicos que ni ustedes mismos creen. Es de esta manera que estos niños y jóvenes, crecen y viven con la certeza de que el «tener» los hará «mejores» que aquellos que de una u otra manera los maltratan o ignoran.
¿Cual es el problema de la aseveración hecha en esta imagen? «Los millennials no buscan tener cosas, prefieren «experiencias» ¿Verdad? ¡NO! ¡ERROR! Lo cierto es que hay demasiados errores en este argumento; el primero y más obvio, es el hecho de que estas experiencias en casi su totalidad requieren de «tener» para poder ser realizadas. La segunda mentira a cerca de este argumento, radica en la misma palabra «TENER». Para esta «sencilla» y «humilde» generación, «tener» o alcanzar estas experiencias las cuales presumir en sus redes sociales, tener la aprobación o «likes» de su entorno o tener una vida tan «maravillosa» como la de sus iconos generacionales, es su meta fundamental, y el no poder alcanzarla es un fracaso total y un sinsentido a su propia existencia «sin pretensiones». ¿No me creen? Solamente vean cuantas personas crean realidades alternas llenas de viajes falsos, exageraciones monumentales, mentiras complejas y todo tipo de humillaciones con tal de ser parte de la «comunidad».
Entonces… ¿Cual es la solución? Lo cierto es que no daré ninguna; solamente comentaré que al parecer esto radica en un hecho que la gran mayoría ha olvidado. El hecho de que uno es quien debe (o debería ser) darle su justa importancia a las cosas (sean físicas o no), y no como es hoy en día, donde las cosas son las que le dan importancia o valor a nuestra existencia.