Finalmente

marzo 6, 2019 0 Por Gabriel Soberanis

Ahora, ya casi sin fuerza mi mano simplemente se desploma; la ilusión  de ese saludo que esperaba regresara a mi vida ya no existe más.

No es que me haya rendido, ni que el tiempo de su ausencia me haya derrotado; solo es que mi vida recorrida, esa que esperaba por su compañía casi ha llegado al final.

Si el día de mañana aparecieras, ¿Qué podría ofrecerte? ¿Atardeceres de cielos rojizos que incendian el agua de las playas más hermosas? ¿El frio de los vientos de la alta montaña, que buscaban tu abrazo para desaparecer? ¿Las noches infinitas invadidas por las luces de las calles, los estruendos de la gente y los lugares donde buscaba el encontrarte de nuevo?

NO, lo lamento. El sendero caminado no se puede regresar. ¿Una nueva aventura? Es posible, pero… ¿Cuál sería el motivo para ella?

Has dejado de ser buena compañía, ya no eres la gema brillante del pasado que todos buscaban presumir. Ahora ya no ofreces lo deseado, y al contrario pides que te amen de verdad. Nunca lo entendiste; soy aquel que siempre te amo sin que le dieras nada, el que te ofreció refugio cuando todos los demás te despreciaban, el que deseaba más que tu cuerpo, el que amaba a tu alma.

Tristemente y a pesar de que te amo más que a mí mismo, yo te dejo también. ¿Por qué te abandono si te digo que te amo con todo mí ser? Solamente porque ya no tengo nada para ti.

He viajado por los dos; tú recuerdo y la esperanza que tenía se ha quedado en el camino. Compartí mi existencia con tu espectro cada día buscando hacerlo feliz.

Sin embargo al verte frente a mí, solo veo a la que busca esa oferta del pasado, esa que buscaste en otros seres a través de los años, y que descubriste nadie te la dio.

Usa todo lo que tengas, lo que quede de aquello que usabas para obtener lo que querías, y que tu pensaste te traería al que te amaría en verdad; ahora marcha, tal vez aún encuentres alguien que te de ese último viaje, esa última aventura.

Te deseo lo mejor; yo me voy con tu recuerdo, con ese último pedido que te hice, con ese último rechazo que me diste. Nuevamente yo me voy hacía un lugar desconocido, donde tú no puedes ir.