El Juego de la Hipocresía

El Juego de la Hipocresía

noviembre 3, 2017 0 Por Gabriel Soberanis

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En las últimas semanas (y casi hasta el cansancio); hemos podido escuchar de: conductas impropias, acoso, abuso y hasta violación. Los nombres como Bill Cosby, Harvey Weinstein, Kevin Spacey, Dustin Hoffman (y los que se sumen esta semana), son razón de indignación, condena y vituperio.
Si bien la denuncia y el castigo deben ser ineludibles, y es real que debe existir un juicio y una condena para quien abusa de su poder, para todos estos “pervertidos” y “degenerados”. Hay algo que es demasiado… “Sucio” y casi asqueroso sobre este asunto.
No sé si en sus diferentes países hayan escuchado algo como lo que diré a continuación, pero por lo menos en el mío, lo he escuchado y no hace poco tiempo, sino desde… ¡Siempre!
“¿Con quién se habrá acostado para tener ese papel?”, “El medio del “espectáculo” está lleno de drogadictos y degenerados”, etc. No importa cuanto lo queramos negar, o cuanto queramos defender esto; la realidad es antigua e innegable, esta industria, la del “espectáculo”, ha estado y está llena de este tipo de actos.
Podríamos decir que “todas” las actividades donde se aspire llegar a cierta posición, y existan personas que sean determinantes para este propósito, son caldo de cultivo para que aparezcan este tipo de condicionamientos; la diferencia y por lo que es casi “natural” en la industria del entretenimiento, es que la herramienta principal de estas personas es, su cuerpo.
Ya sea por sus facciones o su anatomía; los aspirantes a “estrellas” viven de su imagen. Sé que pueden argumentar que lo más importante es su talento, pero la verdad, en este mundo, el “real”, solamente ha funcionado en el menor de los casos.
Como lo mencioné antes, los actos de los personajes que hoy se encuentran en el ojo público son injustificables, pero este es un juego que se maneja en ambas direcciones.
Esto se puede ver como solo una transacción comercial, tal vez “injusta”, pero igualmente un negocio. Estos poderosos y abusadores; tal vez fueron abusados para llegar a donde estaban y solamente están repitiendo el patrón creando un círculo infinito. Por otra parte, pensemos de una manera más simple; personas que gracias a su esfuerzo o una cuestión fortuita lograron obtener una posición de privilegio y, simplemente, desean obtener una remuneración por lo que lograron y lo que pueden hacer por los demás.
Sé que me pueden decir que lo “correcto” sería que todo lo hicieran por el talento o por algún sentido de paridad y “justicia”; pero igual que yo, ustedes saben que casi nunca ha sido así.
Desde las traiciones y sobornos en el Imperio Romano; pasando por los cruzados que después de servir a la Iglesia en nombre de Dios, eran acusados, despojados y muertos por la misma Iglesia; entre muchos otros ejemplos que han marcado la historia de la humanidad.
Es en este punto donde aparece la mayor de las disyuntivas ¿Qué hacer? Estos personajes de forma de ser “despreciable” y abusiva, impulsaron y destruyeron la carrera de muchas personas, a través de los “favores” sexuales que solicitaban. Ellos deberían actuar de buena fe y con equidad, pero no estamos en el mundo del debería ni él hubiera. Tenían sus reglas y sus cuotas.
Por otra parte, aquellas personas, muchas de las cuales hoy indignadas los acusan; en aquel momento tuvieron el poder de elegir, ¿No?
Siempre he dicho “Se puede entender, pero no justificar”, y eso es la realidad. Decir que no, para muchos, tal vez habría significado el fin de sus carreras, aún antes de empezar; tal vez tendrían que haber hecho esfuerzos increíbles, sin lograr nada, solamente se hubieran perdido. Tal vez, su talento y otro tipo de oportunidad, les hubiera llevado al mismo lugar de éxito; eso nunca lo sabremos. Lo que debemos entender es una cosa muy sencilla; aceptaron esos abusos y hoy son esas personalidades de gran fama, esas “estrellas”.
Es por eso que para mí, esto no solamente es un absurdo, es más ofensivo que el mismo abuso; es la repugnancia que da la hipocresía de estos personajes. Los abusadores, tal vez deberían especificar que cobran con sexo y hostigamiento, tal vez eso sería más “honesto”; pero los que aceptaron con tal de cumplir su sueño, para después, cuando tuvieron todo lo que desearon; ofendidos y como víctimas denuncian estos hechos, no son más que un ejemplo de la más vil y asquerosa hipocresía.
Como ya lo dije hasta el cansancio, nadie debe quedar callado ante este asunto, la consigna debe ser que termine este tipo de transgresiones; pero no desde el papel de víctimas, sino de “cómplices”. Hoy, todas esas “estrellas” que se están subiendo al tren de la denuncia y están pateando a los que ya están en el suelo (pero un día impulsaron sus carreras); deberían de tener el mínimo de dignidad y denunciar, pero desde la honestidad de aceptar que obtuvieron un beneficio y que fue la única manera que vieron para poder llegar a donde están ahora; cualquier otra postura, es hipocresía.
Antes de terminar, sé que muchos tratarán de justificar ante todo a las “victimas” de estos abusadores, pero antes de que lo hagan, les pido lo piensen bien. ¿En verdad son tan inocentes las víctimas?
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Por último; hoy quiero hacer una pequeña apuesta. Hace poco tiempo, una “personalidad” llamó mi atención; su elocuencia esporádica pero audaz y una inteligencia que demostraba a cuentagotas, fue un refresco a lo que comúnmente uno ve. Parece ser de un pensamiento e ideas con bastante sustancia, aunque pocas veces logra manifestarlas con claridad.
A pesar de sus múltiples peroratas en contra de vender, “el cuerpo”, “piel” o la “imagen”; he visto que justamente en el tiempo más reciente ha comenzado a mostrar cada vez más de “eso” que tanto critica. Aunque finalmente no me molesta, porque yo si entiendo que de eso está viviendo, de su imagen, de su cuerpo; cuando ha intentado mostrar que es más que eso, que tiene algo que decir, la reacción es pequeña, condicionada, fanática y servil; en definitiva, ninguna interacción que pueda catalogarse como, honesta.
¿Han escuchado alguna vez la frase “No puedes agradar a Dios y al Diablo al mismo tiempo”? Es aquí donde está mi apuesta ¿Será capaz de mantener sus creencias o simplemente se dejará arrastrar por ese éxito creciente que hoy tiene y que embelesa? Y lo más triste, ¿Será tan hipócrita de atacar lo mismo en lo que se está convirtiendo o se convertirá? Obviamente, no diré por el momento su nombre, y ojalá me equivoque, pero la línea es delgada, y creo ver a qué lado se está inclinando.
Porque también hay que entender que no siempre debe existir un violador o un abusador con nombre y apellido; solamente es necesario que el “premio” sea lo suficientemente atractivo, para olvidar cualquier dignidad y creencia. Para ser peor que los “monstruos” que cazamos; pero siempre mostrarnos como víctimas.

Gabriel Soberanis
@soberanisgabrie