El Que Se Ríe Se Lleva (Así Debería De Ser)

octubre 17, 2017 0 Por Gabriel Soberanis

trollface_533-58072dba3df78cbc28f275af
La última semana, una serie de extraños y graciosos eventos llamaron mi atención, pero más que todo, y entrando en la parte “seria” me alertaron de algo que no había notado a primera vista.
Todo empezó con un tema añejo y del cual ya había escrito previamente en mi post “¿No Te Mordiste la Lengua?” y que hoy le da más sustento a lo que pude apreciar.
La falta de sueño, habitual en mí, me había llevado a leer durante horas toda clase de artículos y noticias que pudiera encontrar; fue ahí, en un momento de aburrición, que recordé los artículos de alguien que ya había dado por olvidado. Su manera de escribir, tan mal estructurada, con falta de gramática y poco docta ya no es soportable para mí; también el hecho de saber que es imposible que mejore la situación, me había llevado a catalogarlo como un caso perdido y cerrado. Pero la madrugada y el insomnio son malos consejeros y decidí dar un pequeño vistazo a lo último escrito por ella, y fue aquí donde apareció la primera coincidencia. No sé si sea el  “articulo” más largo que ha escrito, ni el del tema más “profundo”, pero lo que me encontré estaba dentro de esas dos categorías, y era espantoso.
Mi primer pensamiento fue el de duda, y no hacia la “columnista”, sino hacia el periódico que le ha dado ese espacio. Aún en este momento, me cuesta entender como una publicación (en este caso el “Heraldo de México”) puede aceptar una colaboración de esta calidad. Es casi inimaginable que un caso como estos, en un pasado no muy distante hubiera ocurrido; solamente sería necesario leer 2 o 3 líneas de uno de sus artículos para que cualquier editor con un gramo de decencia la corriera de inmediato.
Ciertamente el tema era complejo y explicarlo de la manera más sencilla era necesario; pero lo que pude leer, solo era aceptable para una niña pequeña de 5 o 6 años (sin ofenderlas, porque estoy seguro que lo harían mucho mejor), pero no para una mujer de treinta y tantos años que dice ser “columnista” y tener muchas tablas.
Fue ahí, por la temática, su extensión y sobre todo su falta de capacidad para escribir, que decidí realizar un comentario en la foto de Instagram que hacía referencia al artículo en cuestión; aquí es donde “comenzó la magia”.
Los comentarios adulando y protegiendo a su ídolo intocable no tardaron en aparecer; lo más graciosos, por lo menos para mí fue que, mientras más leía sus respuestas, más corroboraban mis afirmaciones. Comentarios mal escritos.  Esperó que ya les alían explicado todo” (sic).
Sin sentido, dando coba, protegiendo y demás absurdos; en definitiva, el tipo de fanáticos perfectos para el tipo de “escritora” (ja,ja,ja). O como se dice aquí en mí país (no sé si en algún otro) “Dios los cría y el Diablo los junta”.
Un caso fue particularmente risible. Este fue el de uno de sus fanáticos que usando una labia elaborada hasta la ridiculez, disfrazada de exacerbado uso del lenguaje, protegió a su “amada”, a su ídolo.
Triste y un poco patético, más porque la persona en cuestión ha de pensar que ella va a leer sus comentarios o va a caer rendida de amor ante una tontería como esta, o ante “él” (ya que no tiene el valor de usar su verdadera imagen), haciéndolo una más de esas personas sin rostro que para ella solamente significa un número más que engrosa sus redes sociales.
¿O cómo ven esta muestra de “buen” escribir? “pero cabe recordar que no todos poseen la capacidad lectiva y crítica de algunos más doctos en estos temas” (sic). ¿No les parece un ejercicio de exageración con fines presuntuosos solamente?
Ya me he extendido más allá de lo que quiero y aún no expongo las otras 2 situaciones que encontré y ya no deseo aburrirlos más; es por eso que rápidamente expondré solo otra de las situaciones que encontré y la alarmante realidad que note.
La frase decía algo así “Si como soy no te gusta…”; no recuerdo si mencionaba que no se le dijera o no se metieran con él. Lo alarmante de esta declaratoria, radica en el hecho de que una persona “publica” que da sus comentarios, sean estos buenos o malos; congruentes o ridículos… ¡NO! Debe. NO puede, y es más… NO tiene permitido decir algo así. Para bien o para mal, las opiniones y las críticas son parte del compromiso que se acepta en cuanto uno pasa del monólogo a compartir los pensamientos; el solo querer y aceptar los elogios y las reverencias, es infantil, ridículo y hasta estúpido.
Esta postura absurda me llevo a darme cuenta de algo que sin ser fatalista puede ser bastante peligroso. La gente no entiende el alcance de sus actos; creen que todo se puede “resetear” o “reinstalar”; hablan sin pensar; hablan sin el conocimiento que sustente sus afirmaciones; se escudan con “avatares”; insultan con “memes” y “gifs”, pero se ofenden y bloquean cuando se sienten agraviados; son rebeldes y contestatarios, pero solo detrás de un teclado.
Cuando abrí mis redes sociales, una persona me dijo: “Deberías usar un Avatar y un seudónimo”, en ese momento no entendí porque me lo decía, pero hoy lo entiendo.
A diferencia de lo que muchos podrían pensar y a pesar de que no lo pareciera, trato de ser lo más prudente posible con lo que expreso; no me escudo en imágenes irreales o nombres ficticios; no hablo sin pensar, por eso sé que todo es debatible, por eso no me ofendo ni bloqueo.
Siempre habrá momentos en la vida en las que se deberán decir las cosas de manera frontal, tomar decisiones o aceptar las consecuencias de lo que digan nuestras manos o nuestras bocas; cuando ese tiempo llegue… ¿Alguien responderá?
@soyelflamer